No cansa el camino cuando se camina despacio, cuando se tiene un sueño en el alma y en los labios un cantar
Las entradas van ordenadas por fechas con arreglo los días vividos en Tierra Santa. Se narra la Semana Santa desde el punto de vista de los protagonistas de esta maravillosa vivencia. Esperamos que disfrutéis leyendo como nosotros lo hicimos en su momento.

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domingo, 11 de abril de 2010

Lunes 29 de Marzo


Salimos de Jerusalén, camino de Nazaret por el valle del Jordán. Es zona limítrofe con Jordania y vemos alambradas que separan una zona de otra. El Padre Jesús, nuestro guía, nos indica que entre ambas el terreno está minado. Tan cerca estamos de Jordania que recibimos mensajes en el móvil: “Welcome to Jordan. We wish you a pleasand stay in

Jordan”. Llegamos a Nazaret ya de noche y el autobús nos lleva directamente al hotel “Notre Dame”, un hotel nuevo inaugurado este mismo año.El hotel se encuentra situado en una de las calles principales de Nazaret, la calle Pablo VI, y a unos doscientos metros de la Basílica de la Anunciación, considerada el mayor templo de la cristiandad en Oriente.

Desde la ventana de mi habitación, situada en el cuarto piso, tengo una buena vista sobre Nazaret y sobre los campos de esta parte de Galilea. A lo lejos se divisa “Nazaret Illit”, el nuevo pueblo creado por los judíos, porque el Nazaret bíblico es fundamentalmente árabe. Desde el balcón diviso los campos, los prados; todos huelen a Jesús. Todos esos colores Jesús los vio. Su niñez y juventud se desarrollaron aquí. Veo a lo lejos viñedos, nogales, higueras, palmas, olivos, y algún sicomoro.

Bajamos a cenar y después algunos salimos a dar un paseo, acercándonos hasta la Basílica que, a estas horas, ya está cerrada. Miramos a la cúpula, rematada por una cruz; he leído que alcanza los 57 metros de altura. Decidimos entrar en un establecimiento y tomar un café árabe, aunque nos quite el sueño. Otros no se atreven y piden una infusión. Regresamos al hotel, a dormir. Mañana nos llaman a las 6.

Por la mañana, visita con el Padre Jesús a Nazaret. Sigo leyendo sobre la Basílica y, como siempre ocurre con el cristianismo, lo mismo si se trata de sus obras como de sus silencios, es signo de contradicción. Hay quien defiende el templo y hay quien lo considera un descarado reto y una distorsión histórica del tema que lo inspiró, teniendo en cuenta que la mansión donde María recibiría el anuncio del ángel, sería una modesta vivienda, de una sola habitación, con una gruta anexa. Los argumentos siempre son los mismos: magnificar lo que fue modesto, porque nada es bastante para glorificar al Señor. ¿Por qué la Basílica de la Anunciación no puede ser la Novena Sinfonía arquitectónica?

En la plaza, delante de la Basílica, vemos pancartas y carteles. Parece ser que los musulmanes desean construir ahí mismo una mezquita. Ya se sabe, en Oriente, donde hay un templo cristiano, al lado, delante o detrás, se encontrará una mezquita.

Estamos en el patio de la Basílica y vemos una serie de mosaicos de temas marianos que han sido colocados en los muros del atrio que circunda el templo. El guía nos dice que son donativos de naciones, de entidades, de fieles… Hay uno curioso, creo que el tercero, que está redactado en esperanto, ya que el mosaico es obsequio de la Sociedad Internacional de Esperantistas.

Entramos y vamos hacia la parte inferior, hacia la cripta, donde estaba la casa-gruta de María. Allí se descubrió la célebre inscripción “Xe Mapia”, -Yo te saludo, María- que data de principios del siglo III, de la primitiva iglesia judeocristiana. En el centro de la cripta, un austero altar con la inscripción suprema: VERBUM CARO IS FACTUM EST: el Verbo aquí se hizo carne.

Subimos a la planta superior, donde también se alinean mosaicos, a modo de plafones, de todas las partes del mundo, incluidos los antiguos países del Este. Veo el dedicado a la Virgen del Pilar y a la Virgen de Monserrat. Nos unimos a otros grupos de peregrinos y se celebra la Santa Misa.

Continúo leyendo: la construcción de la Basílica duró casi diez años. Se inició en 1960 y fue inaugurada en 1969. Oficialmente contribuyeron “todas las naciones cristianas”, en la práctica fue sufragada casi por completo por los Estados Unidos. Los planos y la responsabilidad fueron del arquitecto milanés Giovanni Muzio, y la empresa constructora fue judía.

Salimos de la Basílica y nos dirigimos por las calles de Nazaret hasta la iglesia ortodoxa de San Gabriel, donde se encuentra el pozo de la Virgen. Resulta difícil avanzar por las calles, muy concurridas, llenas de puestos árabes que nos ofrecen sus mercancías: alfombras, artículos de bronce, de madera, de barro, estatuillas de San José, etc. Pasamos por la mezquita blanca levantada sobre la antigua sinagoga de Nazaret, la que conoció Jesús. Nos permiten entrar, aunque debemos descalzarnos y las mujeres tocarse con un pañuelo la cabeza. El suelo está cubierto de alfombras y en la pared hay una gran fotografía-póster de la mezquita de la Roca de Jerusalén.

Visitamos la iglesia ortodoxa de San Gabriel. Según los ortodoxos fue aquí, junto al pozo de agua, donde tuvo lugar el anuncio del ángel. La gente coge agua de la fuente, pues dicen que es muy buena para el riñón. Hay un intenso olor como a sándalo, tal vez emitido por la madera que ornamenta la parte frontal de la iglesia, las velas encendidas en las lámparas que penden del techo con mucha profusión en toda la iglesia, provocan una sensación extraña en nosotros. El recogimiento con el que rezan los hombres y mujeres que allí se encuentra en el momento de nuestra visita, nos hace sentirnos un poco intrusos, pero no somos el único grupo y dicen que están acostumbrados. Yo no lo soportaría.

Después de comer en el restaurante “La fontana de María”, salimos en autobús hacia Haifa y el monte Carmelo. Haifa se ve una ciudad algo caótica, con edificios modernos, cafeterías, restaurantes. Es la tercera ciudad de Israel. Por su puerto entran y salen toneladas de mercancías y también miles de peregrinos, sobre todo rusos. Allí se encuentra el barco que se utilizó en el rodaje de la película “Éxodo”. Paramos delante de los jardines persas Bahai, en pendiente hacia el mar, con abundancia de motivos decorativos. Subimos al santuario de “Stella Maris” dedicado a la Virgen del Carmen. Leo que en todo el mundo hay 3500 carmelitas varones y 14000 mujeres. Debajo del santuario está la gruta del profeta Elías, muy frecuentada, donde se dice que el profeta vivió durante años. Desde esta altura hay unas vistas espléndidas sobre Haifa y, a lo lejos, se divisa San Juan de Acre, la última ciudad cruzada.

Nuestro guía nos quiere dar una sorpresa y en autobús marchamos varios kilómetros por el monte Carmelo hasta la capilla que conmemora la victoria del profeta Elías sobre los sacerdotes de Baal. Sobre la capilla una terraza con magníficas vistas y en la explanada delantera una estatua del profeta Elías con su espada flamígera.

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